CONECTA CON TU MAGIA Y LA MAGIA SE HARA EVIDENTE EN TU VIDA

Cuando se ha hecho todo lo que depende de uno, la Magia consiste en dejar que la fuerza del Universo actúe y que confluyan ambas cosas: la intención personal y la causalidad. Pero la Magia también consiste en saber que la segunda no siempre coincide con nuestros deseos y en estar abiertos a que sucedan cosas imprevistas. Eso nos abre caminos nuevos y configura nuestro viaje por la Vida.


domingo, 19 de diciembre de 2010

EL NIÑO/LA NIÑA INTERIOR


Eso que de niños nos hace sufrir enormemente porque nos distingue de los demás, se puede convertir en nuestro mayor tesoro si de adultos somos capaces de tranquilizar al niño temeroso que aún habita dentro de nosotros. Cuando rompemos el peso de la opinión ajena y dejamos de enjuiciarnos a nosotros mismos, nos hacemos libres y surge todo aquello que somos sin trabas ni impedimentos.
En aquello que nos hacía distintos se encuentra nuestro potencial a desarrollar si es que aún no lo hemos hecho. Para el niño interior es vital que acojamos nuestras debilidades con comprensión incondicional antes de querer librarnos de ellas a toda costa. Se dice que cuanto más queremos huir de algo, más nos persigue (la sombra, el dolor, lo que no aceptamos de nosotros) y cuanto más perseguimos algo, más se nos escapa (aquello en lo que nos empeñamos a pesar de que no está a nuestro alcance, y que produce gran tensión, ansiedad y sufrimiento).
Por contrapartida, el niño interior también necesita límites claros (como cualquier niño) para que no llegue a convertirse en un tirano que “secuestra” al adulto en situaciones de conflicto. Sería reaccionar como niños malcriados, exigentes, rebeldes o conflictivos, en lugar de resolver las cuestiones de manera equilibrada.
Todos sin excepción, aún los que dicen recordar una infancia feliz y sin grandes traumas, llevamos heridas que se produjeron en los primeros años de existencia, cuando cualquier cosa nos calaba tan profundamente, que quedaba grabada en nuestro cuerpo antes de pasar al “olvido” (o sea, ser enterrada en el inconsciente) para poder sobrevivir al dolor que nos había causado. Pueden ser situaciones, palabras o gestos en apariencia banales o poco importantes, pero el niño es sensible a cualquier energía de desaprobación que le pueda llegar, incluso si no es expresada abiertamente, o a cualquier injusticia que ella/él sienta que se ha cometido hacia su personita. Eso, sin entrar en familias desestructuradas (drogadicción, alcoholismo, abandono, abusos físicos, psicológicos o sexuales, violencia verbal, poca atención, etc.), lo cual como es lógico imprime una profunda huella en cualquier niño, que se manifestará de una manera o de otra, dependiendo de su carácter, de su capacidad de afrontarlo ya de adulto o de las circunstancias que tenga más adelante.
Buscando aquello que te hace disfrutar, jugando en lugar de tomarlo todo tan en serio, estás complaciendo y sanando tu parte espontánea, llena de energía e imaginativa (creatividad) que todos tenemos pero que la mayoría hemos dejado atrás, enterrándola al entrar en la vida de adultos. Observa si tu día a día está lleno de obligaciones, compromisos (complacer antes a los demás que a ti) y preocupación y hay poco espacio para el disfrute y el placer.


COSAS PRÁCTICAS PARA RECUPERAR Y CUIDAR A NUESTRO NIÑO INTERIOR


Dejar que la lluvia nos moje de vez en cuando o pasear aunque llueva, saltando charcos. 
Observar la naturaleza (una caravana de de hormigas y su actividad, pájaros, mariposas, flores silvestres, las formas y colores de las piedras) maravillándose de todo como si fuera la primera vez que se ve. Recoger cristalitos de colores o piedrecitas en la orilla de la playa y luego hacer un collage con ellos.
Bailar y cantar cuando estemos solos sin ningún motivo en concreto… sólo el de divertirse.
Disfrazarse con las cosas que ya tenemos por casa y que no usamos casi nunca o con lo que sí utilizamos, combinándolo de manera estrafalaria y loca. 
Permitirnos estar asustados ante cualquier cambio, una situación nueva o difícil pues es nuestro niño el que está así. Tranquilizarlo desde la parte adulta diciéndole lo que le dirías a cualquier niño o niña si estuviera contigo y supieras que le sucede eso. Nunca reprenderte por esa emoción ni por otras que te puedan parecer inadecuadas. 
Hacer ruido o improvisar un concierto con cacerolas, vasos de cristal, superficies que suenen como percusión, etc. Si es con alguien más, mejor. 
Volver a leer los cuentos e historias que más te fascinaban de pequeña/o. Si tienes hijos, léeselos también a ellos y comparte lo que tú sentías entonces.
Emborronar papel con colores sin ninguna meta en particular, sólo la de experimentar tu creatividad más pura con espontaneidad y sin juicios. Lo mismo cuando hagas cualquier cosa: busca tu propia manera de hacerla en lugar de seguir exactamente los mismos pasos siempre o en el mismo orden.
Permitirte tener un día la cama deshecha y la casa revuelta y desordenada y ver como lo toleras en tu interior.(Eso sólo si tienes tendencia ser muy estricta/o con el orden).  
Cambiar los muebles de sitio y probar nuevas combinaciones en lugar de tenerlo todo siempre igual.
Poner colorido en tu casa (ilustraciones, cortinas, cojines, fundas sofá, sábanas, paredes…).
Hacer una fiesta porque sí, buscando un tema divertido como propuesta.

Jugar con niños, ir con ellos a ver una película infantil.
Inventar, crear, dejar libre la imaginación, escribir cuentos o relatar sucesos que te impactaron (para bien o para mal) de pequeña/o.

Foto de la actividad de "titelles" organizada por María Carbó el Día de la Fira Medieval 2010 en Castelló d'Emupùries

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