CONECTA CON TU MAGIA Y LA MAGIA SE HARA EVIDENTE EN TU VIDA

Cuando se ha hecho todo lo que depende de uno, la Magia consiste en dejar que la fuerza del Universo actúe y que confluyan ambas cosas: la intención personal y la causalidad. Pero la Magia también consiste en saber que la segunda no siempre coincide con nuestros deseos y en estar abiertos a que sucedan cosas imprevistas. Eso nos abre caminos nuevos y configura nuestro viaje por la Vida.


martes, 18 de mayo de 2010

LAS RELACIONES DE PAREJA, ESE DULCE TORMENTO DEL QUE CASI NADIE PODEMOS PRESCINDIR

El comentario al escrito POR QUE ES IMPORTANTE CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS de una de las personas que lo ha leído, ha tocado un tema candente en mi vida, y supongo que en la de la mayoría. Eso me ha llevado a responderle en privado y cuando he visto lo que había escrito para ella, he pensado que podía servir a más de una y más de uno, pues ¿quién no ha pasado, está pasando o pasará por algo parecido?
  
Creo que las relaciones no son fáciles nunca, menos si son de pareja y menos si ya se tiene cierta edad, un bagaje a la espalda y no hay un trabajo personal fuerte detrás (o al menos, un cuestionarse ciertas actitudes y emociones). Mi recorrido personal por este camino ha estado lleno de precipicios (carencias), curvas (desencuentros) y cuestas pronunciadas (elecciones recurrentes en el mismo tipo de hombre, que no me aportaban nada nuevo). Desde hace un tiempo estoy en pareja de una manera distinta y recientemente ahora -creo que porque empecé la formación de Gestalt y eso ayuda a verse con mayor realismo- los desencuentros son más constructivos y no dejan tantas secuelas de dolor como antes. Hay un error muy extendido y es creer que una pareja está muy bien cuando no se evidencian discusiones, conflictos o desacuerdos. Eso es más un síntoma de ocultación y falta de confrontación entre los dos componentes de la pareja, que de una relación saludable. Es muy improbable -por no decir imposible- que dos personas estén de acuerdo en todo momento veinticuatro horas al día, siete días a la semana ... y ya sin ir más lejos... Incluso cuando la convivencia no es total, surgen desavenencias y roces. Digamos que algunas broncas "forman parte de" y a veces incluso son necesarias para airear la relación, cuestionar cosas establecidas o volver a encontrarse desde otro punto. Como siempre los extremos no son aconsejables: cuando sólo hay discusiones tormentosas tampoco es sano ni por supuesto, señal de una comunicación fluída.

A mí me ha ayudado en este proceso de encontrarme y desencontrarme con mi pareja:
1. Cuando algo te enfade o te duela mira a ver que parte (herida) te está tocando, y la mayoría de veces aparecen el padre o la madre detrás de ese dolor o enfado.
2. Cuando algo te enfade o te duela, observa si hay algún aspecto de tí no reconocido que el otro/la otra te está reflejando, bien sea porque no te permites eso o porque tú también lo actúas -a veces no hacia los demás y sí hacia tí misma/o- pero sin ser consciente de ello. (Eso se llama proyectar y el tomar conciencia de lo propio, sirve para hacerse cargo de lo que nos pertenece aunque no nos guste nada reconocer ciertas actitudes. En el 99'9 por cien de los casos estamos proyectando en el otro/la otra lo que es nuestro y ni nos enteramos.)
3. DESDRAMATIZAR. A veces va bien reírse de una/o misma/o y reconocer los dramas que llegamos a armar por cosas no tan vitales (sin que eso justifique que la otra persona tenga vía libre para herirnos o para tomarnos a guasa: cuando algo duele, duele y punto y eso también se ha de respetar). Yo soy número cuatro del Eneagrama y nuestra tendencia y manera habitual de funcionar es la teatralidad. Aunque no tengas ni idea de que es el Eneagrama, el ver la situación desde fuera como si estuviera representándose en un escenario, ayuda a dar la vuelta a las emociones más densas y a poder verlo con humor (o al menos con cierta perspectiva). 
4. Poner límites aunque el temor a perder a la otra persona o a que se enfade estén ahí y hacer que también prevalezcan tus necesidades cuando para tí es importante (o lo que sería más sencillo: no dejar que siempre sea la pareja quien decida, quien proponga o quien disponga). Eso que leído puede parecer muy obvio, en la realidad resulta muy sutil y se puede caer en el hábito de ceder demasiado a menudo, desatendiendo las propias prioridades, sin ni darse cuenta, para que no nos dejen de querer. (La herida universal del niño interior). 
5. ACEPTAR (quizás eso es lo que para mí resulta más costoso) que no siempre se consigue lo que se espera del otro/la otra (comprensión, apoyo, afecto, acercamiento, sexo...) y que si no se da espontáneamente, no se puede forzar ni obligarlo/a porque lo quieras o necesites. Eso debería funcionar en las dos direcciones: no tienes la obligación de responder a las demandas de tu pareja a no ser que tú lo decidas porque lo sientes así.
 6. Valorar si te compensa  seguir con la relación en el caso de que haya mucho más dolor que placer y si sigues ahí a pesar de ser muy conflictiva y/o dolorosa, plantearte que es lo propio que aún te mantiene enganchada/o a esa persona. Cada una/o tiene el 50 % de responsabilidad en la relación, no el 100 %, y si se asume el total es un desgaste tan agotador como inútil. Ella o él tienen que hacer su parte. Se les supone...

A mí  los pasos anteriores me ha ayudado a tomar conciencia de cuales son mis carencias y heridas y el mirarme a mí en lugar de señalar al otro -cosa nada fácil a veces- mengua (e incluso a veces evita) la exigencia.
La pareja es el mejor espejo donde podemos mirarnos (y re-conocernos) y eso a veces es gratificante y otras doloroso, pero hay que pasar por ello si queremos ser honestos con nosotras/os mismo/as.
No pretendo dar lecciones a nadie, máximo cuando me queda aún mucho por recorrer, pero quizás una parte de lo que he escrito y algo de mi experiencia personal  sirva de apoyo para vivir los conflictos en pareja sin tanto dolor o para dejarla sin desgarro cuando es la mejor opción personal.

2 comentarios:

  1. Hola Luisa,
    Mil Gracias por compartir tu valiosa experiencia!!!

    Me quedo con algo muy importante y no tan obvio, por lo subjetivo, el funcionamiento de una pareja, para bien o para mal, va al 50%, no podemos pretender que toda la culpa de los problemas que surjen en nuestra relación son 100% culpa del otro, y aunque parece superobvio... ¿a cuántos nos ha pasado? o incluso nos pasa de vez en cuando...

    En fin, reitero, Mil Gracias!!!!

    Besitos,
    Juana

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  2. Gracias Juana por tu comentario. Hay muchas cosas (la mayoría) en las relaciones de pareja que son subjetivas y otras que trascienden y esas espero que sean las que aporten algo a alguien.

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