CONECTA CON TU MAGIA Y LA MAGIA SE HARA EVIDENTE EN TU VIDA

Cuando se ha hecho todo lo que depende de uno, la Magia consiste en dejar que la fuerza del Universo actúe y que confluyan ambas cosas: la intención personal y la causalidad. Pero la Magia también consiste en saber que la segunda no siempre coincide con nuestros deseos y en estar abiertos a que sucedan cosas imprevistas. Eso nos abre caminos nuevos y configura nuestro viaje por la Vida.


sábado, 12 de noviembre de 2011

TRATA TU CUERPO COMO SE MERECE

Foto "surcando la Amazonia" de Mar Joaniquet


En nuestra cultura prevalece una educación que nos condiciona a cuidar el cuerpo a nivel estético o cuando ya se ha instalado la enfermedad, pero nadie nos ha enseñado a escucharlo y a tenerlo en cuenta, respetando sus limitaciones y aprovechando todo su potencial.
Nuestras células almacenan emociones y vivencias incluso desde la etapa prenatal y eso influye en nuestro enfoque de vida, aunque no seamos conscientes de ello. Liberando lo que está aprisionado en nuestro cuerpo físico en forma de emociones o creencias automatizadas determinantes, liberamos también las trabas que nos impiden vivir con más plenitud.
El estrés continuado produce tensiones y dolores que se pueden hacer permanentes, también altera la tensión arterial o provoca ataques de ansiedad. Cuando aprendemos a estar en contacto con nuestro cuerpo, somos más capaces de sentir que es lo que necesitamos a cualquier nivel, no sólo físico sino también emocional, y podemos desenvolvernos mejor en lo que nos conviene sin dejarnos influir por lo establecido.
La mayoría de síntomas físicos que aparecen, tanto si son puntuales como crónicos, suelen ser un reflejo de lo que nos está pasando interiormente. Éstos también nos indican que nos estamos moviendo en una dirección que no es la adecuada para el momento concreto de nuestra vida. Lo que nos sirvió en el pasado puede no ser lo mismo que ahora necesitemos, o incluso nos puede estar frenando para conseguir nuestros objetivos.
Es entonces cuando es necesario mirar nuestro interior para ver que está sucediendo, al mismo tiempo que se cuida el síntoma o la molestia que ha aflorado, desde una perspectiva de totalidad, y no como algo que “nos sucede” a nuestro pesar. Ese es el modo más rápido de evitar que sigan reapareciendo a lo largo de la vida, o en etapas concretas.
Es necesario que haya una comprensión de que actitudes propias pueden estar actuando cuando desarrollamos enfermedades. Habría además que trabajar con el cuerpo en general, para soltar de nuestras células lo que grabaron desde el inicio de nuestra existencia.
Existen varias fórmulas efectivas para conseguirlo: flexibilizar “las corazas” corporales según el sistema que propone Marie Lise Labonté, el rolfing (masaje profundo), el método Meziêres, un masaje corriente o cualquier vía que nos haga contactar con el cuerpo desde la conciencia del sí mismo –observando y sintiendo- y no desde una actitud pasiva: me pongo en manos de… para que me solucione el tema. No se trata de “sufrir” o pasarlo mal gratuitamente, sino de conseguir el máximo bienestar posible a todos los niveles, atravesando aspectos nuestros no siempre agradables. Y a veces, atravesando el dolor físico sin ignorarlo, para llegar al otro lado de la orilla.
Actualmente hay una gran tendencia a descuidar el cuerpo por falta de tiempo o de recursos, pero también muchas veces por desconocimiento o poco interés en la importancia que tiene para cada uno. De hecho vivimos gracias a nuestro cuerpo, él nos permite estar aquí y existir, y a menudo sólo nos acordamos de él cuando ya es demasiado tarde. Creemos que es omnipotente y que puede cargar con todo, sea lo que sea. Cuando protesta, nos enfadamos con él o lo forzamos a seguir a pesar de sus necesidades. En definitiva: no existe una educación preventiva ni concienciación de la relación cuerpo-emociones-mente (o mente-emociones-cuerpo) y de la sintonía que existe entre todos los aspectos de nuestro ser, incluyendo la parte espiritual (no confundir con religión).
Lo que pensamos influye en lo que sentimos, lo que sentimos tiene repercusión en nuestras células, y de ahí, según como sean nuestros pensamientos, serán nuestras actitudes y nos encontraremos físicamente. Además, ese conjunto de tendencias conscientes o inconscientes, también va a configurar nuestra realidad.
La solución es simple, aunque no exenta de cierto esfuerzo personal: préstate atención no dejando de lado ningún aspecto esencial, toma responsabilidad de tu bienestar, atendiendo tu cuerpo como se merece, respetando tus emociones y cuidando tus pensamientos. Y recupera tu voz: canta siempre que puedas sin importar como lo hagas, a solas o en compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario